o añoranzas de adolescencia…
"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado."- Gabriel García Márquez-
Por: Guillermo Sáez Álvarez
La primera fábrica de dulcitos de un centavo. La venta ambulante por las calles.
Años 30.40. Diariamente pasaba por la casa de Truco a Guanábano el carrito vendiendo una gran variedad de dulces todos a un centavo. No recuerdo el nombre del dueño ni la cantidad de carritos que tenía, Solo sé que centavo a centavo, vendía miles y miles y el hombre hizo dinero, aunque parezca increíble.
Había de todo: coquitos, conservita de batata, de coco, pan de horno, catalinas, polvorosas y muchos otros dulces cuyos nombres no recuerdo. Lo que sí me parece mentira es que revisé internet hasta el cansancio y en ningún blog se menciona dicha fábrica de dulces.
Esta venta de dulces nada tenía que ver con los pregoneros vendedores de miel de abejas, galletas de María y pan de horno abiscochao, pues estos dulces se vendían en carritos de cuatro ruedas que permitían ver los dulces a través de un vidrío, y tenían dos niveles. El vendedor, a pié, no tenía que hacer mucho esfuerzo para empujar el carro. Una vez leí la historia de esta fábrica de dulces, pero no fué en internet que aún no existía.
Ya me imagino, al final de cada día, al dueño contando los centavitos, o lochas, o mediecitos, pagar a los vendedores y reposteros, y todavía le sobraba dinero. Si un bolívar tenía veinte centavos, un fuerte, cien centavos, ese señor tenía que vender muchos dulces, que obviamente fabricaban al por mayor.
Yo tendría entre diez o quince años y todo lo que aquí cuento lo saco del baúl de los recuerdos, ya que mis neuronas a pesar del tiempo, aún funcionan.
Por: Guillermo Sáez Álvarez,
20 de agosto de 2014
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