viernes, 27 de junio de 2014

MI BÚSQUEDA DEL “TESORO DE ORIENTE”,

o mi experiencia con la radiestesia…


Lo real, lo imaginario y lo simbólico son términos utilizados por Jacques Lacan como sustantivos en género neutro, para señalar unos campos o dimensiones, que él llama "registros" de lo psíquico.

EL MAPA DEL TESORO


Por: J.W. de Wekker V.

Como he dicho en algún otro arrastre de lápiz, en los años 60’s viví en Altagracia de Orituco al norte del Guárico, donde llegué exhibiendo mi recientemente ganado diploma de “Hidrómetra”. Altagracia en aquellos tiempos era un pueblo de gente sencilla, conuqueros y sembradores de tabaco en su mayoría y profundamente arraigados al terruño.

Allí conocí a Don Ángel Costant, ya anciano, pero aún en plenas facultades físicas y mentales, descendiente de un herrero quien arribó a Venezuela con la expedición que fundó La Colonia Tovar en 1.843; era heredero de una dinastía de herreros… Era un formidable artesano; con su fragua, chatarra de hierro al rojo-blanco, yunque, martillo y su fuerza física forjaba y templaba cualquier cosa, desde una herradura de bestia hasta un muelle para la ballesta de un amortiguador o un arma; llegando a fabricar chopos que disparaban con fulminante que resultaban ser toda una obra de arte…

Don Ángel además poseía dotes de “Zahorí” (Termino Árabe para una persona a quien se atribuye la facultad de ver lo que está oculto, incluso debajo de la tierra),  y con una rama en forma de horquilla, o con un péndulo, no solamente encontraba agua subterránea, sino que era capaz de predecir la profundidad en donde se encontraba y la cantidad de agua que produciría el pozo. Estas historias, de la búsqueda de aguas con Ángel me servirían para hacer una novela, pero ahora eso no viene al caso, lo dejaré para un futuro.

Lo que les narraré es otra cosa:

Durante nuestra relación recordé haber leído un libro que hablaba de la “Radiestesia” y que ella era considerada un estudio científico en países como Francia, haciéndose esfuerzos por volver una ciencia ese viejo arte de los nómadas del Sahara para encontrar el precioso líquido en las ardientes arenas. En el libro destacaba un péndulo especialmente fabricado para este fin (parecido al que ven a un lado)

Al verlo, a Ángel se le iluminaron los ojos y exclamó:

  • - “¡Esto es lo que yo necesito!”.

En aquellos tiempos comenzaba los amores con mi actual esposa, ella trabajaba en el Ministerio de Comunicaciones en un departamento llamado OACI, que tenía que ver con la Aeronáutica Civil; por su intermedio, y con sus contactos en Air France, pudimos traer a Venezuela un péndulo como el del aviso, además un par de libros en castellano donde ya se presentaba la Radiestesia como una ciencia. Todo lo cual le regalé a Don Ángel.

Pasadas unas seis semanas, y estando solo con él en la herrería, tranca las puertas y me pasa al interior de su vivienda; limpia la mesa y saca un viejo y arrugado papel y comenzó a narrar lo que ahora trataré de reproducir:

“Hace unos años, por la inclemencia del tiempo la reja de un ventanal de la sacristía de la iglesia de “San Rafael de Orituco” se desprendió parcialmente y me llamaron a repararla, para terminar de quitar la reja tuve que mover un estante contenedor de libros de nacimientos, bautismos y matrimonios; al hacerlo, y en la parte posterior, estaba este papel -dijo mostrando la mesa- es el plano y las indicaciones para encontrar el TESORO DE ORIENTE

EL TESORO…

Nos cuenta la Historia Venezolana lo siguiente:

“El 6 de julio de 1814 se inicia la retirada a Oriente… Se debe mencionar que antes de iniciar la retirada los patriotas saquearon las reliquias de plata y oro de las iglesias caraqueñas para que no fueran usurpadas por los realistas. El tesoro fue custodiado por Santiago Mariño para posteriormente embarcarlo en la flota del corsario Giovanni Bianchi quién terminó quedándoselo…”.

Pero cuenta la leyenda local lo siguiente:

El camino hacia oriente fue por Capaya rumbo a Panaquire, de allí a San Francisco de Macaira, Paso Real, Tamanaco y Aragua de Barcelona; pero ante la persecución de los Realistas hizo que se internaron por las Selvas de Tamanaco acercándose mucho a Tucupido que estaba en manos de los realistas. Los frailes quienes venían recolectando los tesoros de los pueblos por donde pasaban, ante el eminente ataque,  enterraron unos baúles con las joyas de las iglesias del camino y apuñalaron a los esclavos que lo hicieron.

Fueron alcanzados y lanceados por las tropas realistas y sólo se salvó el párroco de San Rafael de Orituco, quien herido llega a su Iglesia muriendo a los pocos días…

Esa parte del tesoro fue buscada por los lugareños a través de los años y dicen que ese tesoro se lo llevo la Creole o alguna otra empresa exploradora de petróleo al explorar entre Zamurito, Tamanaco y San José de Garibe.

LA BÚSQUEDA DEL TESORO:

- “¿Y por qué no lo ha encontrado, Don Ángel?”, le pregunto,

Lo que les narraré como su respuesta, después de unos 50 años no responde, exactamente a la realidad pero se acerca bastante:

Morro de Macaira
- “Mire Johnny, lea lo que dice acá” -Pero no me deja leer y lee el mismo- “Desde la puerta principal de la Iglesia, y caminando directamente hacia el –Morro de Macaira- después del falso de la hacienda de Don Facundo González, y al norte del Cotoperí que se ve al oeste donde se ven las tres piedras, camina 120 pasos con dirección al Morro y lo encontrarás donde veas la cadena

Esto era acompañado con un burdo diagrama donde se dibujaba lo indicado en el texto. De más está decirles que ni la hacienda de Don Facundo, ni el Coriperí, ni las tres piedras y mucho menos la cadena hacía años que no existían;  ya no estaban, ni aún en el recuerdo de las personas…

Don Ángel entra de nuevo en su habitación y sale con uno de los libros de texto en la mano. Se veía a simple vista que lo había leído a fondo, tenía páginas marcadas con pedazos de papel, y al hojearlo se veían anotaciones al margen. Me dice abriéndolo en un sitio:

- “Mira, acá dice que la radiestesia se puede hacer sobre aéreo-fotografía de la zona, tales como las que tu usas”

Es bueno recordarles a ustedes, amables lectores, que en los años 60’s no existía “Google Maps” y mucho menos localizadores GPS… Todo se hacía con un viejo teodolito T-3, miras y la vieja ciencia topográfica.

Yo manejaba mucho las aéreo fotografías para ubicar el sitio de instalación de las estaciones meteorológicas, y los sitios de aforo de vías fluviales que se usaban en la Hidrometría y Meteorología…

LLANURAS DE TAMANACO
Así que con la ayuda del “MOP carreteras”, y “Operación de Sistemas de Riego”, logre juntar unos 25 0 30 metros cuadrados de fotos aéreas que incluía toda la zona, fotos que tendimos –provisionalmente- en la pista de baile de un Club Local, debidamente cubiertos con papel celofán transparente que hacía la base de un inmenso plano.

Don Ángel comenzó a trabajar con su péndulo -y con una media docena más de su propia cosecha- llenó de rayas y marcas el celofán, y por pedido mío trazó, con referencias existente, tres líneas que nos ubicarían, en una zona de poco menos de una hectárea, el sitio de tesoro…

Lo demás, fue garrapatas, guaritoto (pringa-moza), pica-pica sol y culebras… Con el T-3, miras y mucha paciencia fuimos trazando las tres líneas que nos llevarían a la riqueza. La aéreo-fotografía no es lo que es hoy en día la foto satelital, el avión al pasar tiene diferentes ángulos de mira que hacen imprecisas las interpretaciones de sus fotos por varios cientos de metros… ¡¡Lo encontramos!!... por lo menos llegamos a la zona, la hectárea estaba perfectamente demarcada por la práctica topográfica.

La laguna artificial
Pero allí había una gran laguna artificial para brebaje del ganado, hecha por el “dueño” de las tierras, quién para nuestra desgracia, era el hacendado Nicolás Felizola, el cuál recientemente había encontrado el fin de sus días a manos del citado capataz del hato Matas Altas de su propiedad. Los ánimos en la zona estaban caldeados. Familiares, reales -y supuestos hijos naturales- se enfrentaban por la herencia… Y aquella era gente de armas a tomar…

Al poco tiempo, dejé la zona –no volví nunca a ella-

¿Qué hizo Don Ángel con su descubrimiento?, no lo sé… Pero siempre he pensado que las extraordinarias dotes de Zahorí de Don Ángel, para detectar el agua, le habían hecho detectar en las aéreo-fotografías una laguna artificial que NO ESTABA EN ELLAS al momento de tomarlas…

“COSAS VEREDES, AMIGO SANCHO,
QUE FARÁN FABLAR LAS PIEDRAS.”

Por: J.W. de Wekker V.

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