o cuando no fui “certificado” ...
No se puede creer en la Historia Antigua al ver como estamos escribiendo la Moderna...
Por: J.W. de Wekker Vegas.
Cómo hoy es viernes, y ya van cinco días de levantarme a las cuatro de la mañana sueño despierto
-soy adolescente de nuevo- corre el 1956, es mi tercer año de bachillerato, como alumno becado debo destacar, mi madre al ser militante política de oposición (clandestina para aquella época) consiguió una beca del Estado de Miranda, su primo Salvador Alfonso-Acero era el secretario de gobierno y le ayudó en el empeño. Corrían los tiempos del General Marcos Pérez Jiménez, y me tenían interno en el San José de los Teques, lejos de los allanamientos de la Seguridad Nacional y del trajín ade-comunista que se vivía en aquel naciente Coche (Urb. Delgado Chalbaud) de los años 50´s.
-soy adolescente de nuevo- corre el 1956, es mi tercer año de bachillerato, como alumno becado debo destacar, mi madre al ser militante política de oposición (clandestina para aquella época) consiguió una beca del Estado de Miranda, su primo Salvador Alfonso-Acero era el secretario de gobierno y le ayudó en el empeño. Corrían los tiempos del General Marcos Pérez Jiménez, y me tenían interno en el San José de los Teques, lejos de los allanamientos de la Seguridad Nacional y del trajín ade-comunista que se vivía en aquel naciente Coche (Urb. Delgado Chalbaud) de los años 50´s.
Tenía un examen final de historia. El gobierno de Pérez Jiménez había instaurado la modalidad de los exámenes "ELIMINATORIOS", o sea: que existía un exámen escrito y otro oral (en Física y Química un tercero de laboratorio) si no aprobabas alguno perdias la materia; y con una materia raspada no pasabas de año.
Yo no era malo en Historia, sólo estaba confundido, la historia fue el primer ingrediente de mis teteros. La vieja Ernestina, mi abuela, venía de familia de curiosos de la historia; en su San Antonio del Táchira natal, durante su juventud, conoció a viejos que vieron a Bolívar en sus pasos por los Andes, y en su campaña por la Nueva Granada; también vivían en ese pueblo unas sobrinas-nietas del Libertador que transmitían aquellas consejas de primera o segunda mano, leyendas las cuales en pocos años serían historia aliñadas con esas fábulas pasadas de boca a boca me levanté. Un retío mío Don Juán Nepomuceno Contreras Serrano fue el tapón del frasco, era miembro sin número de la Academia y ratón de biblioteca en asuntos de historia...
Pero –como podrán ver- la historia era para mí, pues, tan solo cuentos de tertulias, muchas veces, escuchadas detrás de las puertas. Pero al llegar al liceo, me esperaba el gordo libro “HISTORIA DE VENEZUELA” por "Negro" Siso Martínez era historia totalmente aséptica llena de fechas, lugares, personajes; en fin era una historia hecha más para odiarla que para estudiarla.
Yo no era malo en Historia, sólo estaba confundido, la historia fue el primer ingrediente de mis teteros. La vieja Ernestina, mi abuela, venía de familia de curiosos de la historia; en su San Antonio del Táchira natal, durante su juventud, conoció a viejos que vieron a Bolívar en sus pasos por los Andes, y en su campaña por la Nueva Granada; también vivían en ese pueblo unas sobrinas-nietas del Libertador que transmitían aquellas consejas de primera o segunda mano, leyendas las cuales en pocos años serían historia aliñadas con esas fábulas pasadas de boca a boca me levanté. Un retío mío Don Juán Nepomuceno Contreras Serrano fue el tapón del frasco, era miembro sin número de la Academia y ratón de biblioteca en asuntos de historia...
Pero –como podrán ver- la historia era para mí, pues, tan solo cuentos de tertulias, muchas veces, escuchadas detrás de las puertas. Pero al llegar al liceo, me esperaba el gordo libro “HISTORIA DE VENEZUELA” por "Negro" Siso Martínez era historia totalmente aséptica llena de fechas, lugares, personajes; en fin era una historia hecha más para odiarla que para estudiarla.
El de historia era el último examen, los había pasado todos, llevaba 16 de promedio, con un 13 en inglés y un 12 en conducta.
Estaba cagado… El profesor, el cura Cacique, también instructor de deportes, era un H. de P. pederasta y nonatero, había tenido un inconveniente conmigo: Lo había sorprendido unos meses atrás tratando de abusar de uno de los alumnos de grados inferiores, y con un bate 36 de aluminio le fracturé una costilla. La cosa no pasó a mayores y le echaron tierra al asunto; yo me había confundido, no vi lo que vi, lo interpreté mal etc. etc. -En definitiva el cura no quería bajarle los pantalones al compañero, sino “acomodarle” los interiores-.
Años después en un hospital de la Guaira hablaba con el Reverendo Martinillo, un oriental y bella persona, que moría de cirrosis... Había horcado los hábitos y encontró en la bebida la salida a sus cuitas, ya moribundo me confesó que una de las causas de su retiro del congregación y del magisterio fue la gran cantidad de violaciones a alu8mnos que vio en el internado San José de los Teques y en la primaria del Domingo Sabio.
Por cierto, esos son los mismos orígenes de Castillo L., hablador de paja, ex-gobernador en Roma. Había, además en el liceo -en aquellos tiempos- un cura fascista mentado Toti, que según supe estuvo enredado hasta las tacatacas en el lio del Banco Ambrosiano él cuál, no dudo que fuera el trampolín de Castillo L. -ya Cardenal- para llegar a Roma.
Volviendo a mis ensueños: mi condición rebelde y contestatario hacía que mi peor nota fuera la de conducta, perdí la cuenta de las narices de “hijitos de papi” que sangraron bajo mis nudillos y de los domingos en que me suspendieron las visitas por mis desafueros. Los salesianos no me expulsaban por el parentesco de mi madre con el personero de la dictadura: pero yo sabía dentro de mí que el cura Cacique se vengaría tarde o temprano, y comprendi que yo no pasaría ese examen.
Había tres jurados: el profesor de la materia (Cacique), otro profesor del liceo (El Padre Martínez –no Martinillo-), y el tercero alguien enviado por en el Ministerio de Educación ¡La terrible Pata´e Clavo! nunca supe cómo se llamaba esa profesora ya que todos la conocían por el apodo, ganado a causa de usar unos zapatos de tacón muy alto y la precedía una fama de arrecha. Temblando, con el temor de mis 16 años entré al examen:
(1) Describa la Campaña Admirable
(2) Causas y efectos de la pérdida de la Primera República .
(3) Hable del Fusilamiento de Piar
¡Me jodí!... una de tres a primera la tiré al raspe, batallas, fechas, números que escapaban de mi dispersa mente de adolecerte, eso no era conmigo, pero me extendí en el decreto de Guerra a Muerte, recordé lo oído en las tertulias hogareñas se hablaba de que el criollo había preferido al español conquistador que al mantuano criollo, y que Bolívar se había visto en la imperiosa necesidad de dar un paso, a todas luces cruel para organizar un relajo de guerra sin pies ni cabeza llené más de una página de bla, bla casi en el mismo estilo enlazo con la segunda digo que Miranda pierde su ejército al no saber comprender la idiosincrasia del venezolano; el afrancesado militar pretendía que el venezolano luchara de pie dándole el pecho a enemigo y que muriera por la patria línea tras línea escribí que por esas, y otras razonas, las tropas de pardos, llaneros, mulatos, indios y negros desertaban en masa para pelear al lado de Monteverde y que Bolívar pierde a Puerto Cabello a causa de esas deserciones termino esa mi respuesta segunda recriminando a Bolívar, y los jóvenes de su época la entrega de Miranda a los españoles Y seguidamente me quedaba Piar en una hoja blanca vacía Piar era medio hermano de Bolívar, había oído y eso escribo cosa que no lo decía ningún libro; eran chismes de familia y olímpicamente comienzo Bolívar fusila a Piar porque tenía celos de su medio hermano, quien lo amenazaba con quedarse con su prestigio en oriente. Pensé entonces hablar de la intención de Piar de soliviantar los pardos... Pero, en ese momento suena el timbre anunciando el fin de los 45 minutos de gracia para contestar y queda la blanca página con esas dos frases lapidarias.
Creo que éramos unos 25 o 30 en la sección "B" donde los curas ponían a los díscolos y mayores mi apellido es “d” siempre de quinto o sexto en las listas yo hacía una marca en el envés de los papeles que me permitía ver mi prueba desde lejos a mi prueba le toca a la Pata´e Clavo ¡ME RECONTRA JODÍ! pienso…
Sus ojos son un poema de asombro mientras lee mis respuestas se para sale a la estampida del salón va al otro tercer año, a donde también hay examen de historia le muestra mi prueba a su colega del ministerio, la misma cara de asombro y hete que los dos, acompañados de mi prueba, terminan en la dirección del liceo.
¿Qué les cuento?... Ni siquiera presenté el exámen oral ¡RASPADO! en el acto...
Y no solo raspado sino que no me CERTIFICARON para estudiar el año siguiente... Volví a estudiar el tercer año en el recién fundado Liceo Nocturno Rufino Blanco Fombona de Coche después de la caída de M. P. J. el 58 ya que me mandaron a Barinas por un año para ser peón en la finca de mi padre, como castigo por mi falta de amor patrio
Y no solo raspado sino que no me CERTIFICARON para estudiar el año siguiente... Volví a estudiar el tercer año en el recién fundado Liceo Nocturno Rufino Blanco Fombona de Coche después de la caída de M. P. J. el 58 ya que me mandaron a Barinas por un año para ser peón en la finca de mi padre, como castigo por mi falta de amor patrio
¿Por qué será que me recuerdo de eso hoy?...
NO LO SÉ.... Son vainas de un sueño…
NO LO SÉ.... Son vainas de un sueño…
Moraleja: no retes al estatus corres
el riesgo de ser RASPADO...
Saludos camaradas y nos vemos en las teclas.
Por: J.W. de Wekker Vegas.
16 Sep 2005,
Rev.15 Jun 2014
Rev.15 Jun 2014
Nota Final) Cualquier parecido con la vida
real es pura coincidencia, ¿o no?....
real es pura coincidencia, ¿o no?....
No hay comentarios:
Publicar un comentario
LOS COMENTARIOS SERÁN REVISASOS POR LOS ADMINISTRADORES; NO SE MOSTRARÁN INMEDIATAMENTE; ASÍ QUE ESPERA A QUE SEAN APROBADOS... GRACIAS