un negocio millonario...
Por: Guillermo Sáez Álvarez
Anoche, 31 de diciembre de 2012, a eso de las 10 pm. , sentado en un rincón para descansar del bullicio de la fiesta, me puse a observar el arbolito adornado de luces, bolas, bolitas, lazos, juguetitos, y un sin fin de objetos y recordé aquella frase que en tono de broma, usamos cuando vemos a alguien, frecuentemente a una mujer, demasiada recargada de joyas y vestida en forma muy llamativa y decimos: "Parece un arbolito de Navidad".
Estábamos en casa de una hija, y en mis reflexiones pensé: ¿Cuánto habrá gastado para adornar dicho arbolito? ¿Y si multiplicamos todo eso por miles de miles de millones? Imposible hacer un cálculo, pero sí llegué a una conclusión: la navidad es un gran negocio. Es la fiesta del consumismo, pues el arbolito es solo una infinita parte de un gasto colosal, y solo una pequeña muestra de la penetración que las grandes empresas capitalistas de todo el orbe, a través de su gigantesca red publicitaria que incuba en nuestras mentes el virus del consumo, aprovechando, por supuesto, las inocentes y fácilmente conquistables de nuestros hijos.
Y entre un pensamiento y otro, inevitablemente hice un viaje al pasado. Aquel pasado lleno de nostalgias, cuando el nacimiento no había sido reemplazado por el arbolito, cuando el niño Jesús nos dejaba el regalo debajo de la cama hasta que descubrimos que eran nuestros padres. Una mentira, pero una hermosa mentira, hasta que fue reemplazo por Papá Noel o Santa Claus por supuesto, en sus renos. Todavía hay por ahí alguna viejita, que en algún rincón de la casa, y con mucha imaginación, hace su nacimiento, y aquí vuelvo a recordar a Aquiles Nazoa cuando habla de ellos más o menos así:
- "Mucho papel de periódico pintado, una colina y en lo alto la Virgen, el Niño, la mula y el buey. Figuras de barro. El niño Jesús más grande que el buey, caminos y veredas, de repente un tren o un policía, ovejas, un espejo simulando una laguna y maticas sembradas por aquí y por allá Hasta había en Caracas un nacimiento mecánico que era la atracción de niños y adultos.”
Y los aguinaldos como este.
Tun, tun,
¿Quién es?
Gente de paz.
Abranos la puerta
que ya es navidad.
Que venga el comisario
primero a averiguar
si son personas de orden
o quieren perturbar.
Tun, tun...
Si es que ha nacido el niño
pues váyanse a Belén
que yo desde mi cama
les doy mi parabién.
Tun. tun...
Me están robando el sueño
me arruinan la salud
no quiero trasnocharme
porque nació Jesús.
Tun, tun...
No quiero abrir mi puerta
molesten más allá
que el diablo se los lleve
y a mi déjenme en paz.
O aquel que decía:
Niño lindo ante ti
me rindo, niño lindo
eres tu mi dios.
Niño lindooo ante
ti me rindo, niño lindo
eres tu mi dios....
Esa tu hermosura,
ese tu candor, el
alma me roba, el alma
me roba, me roba el amor...
Niño Lindo....
Con tus ojos lindos
Jesús mírame, y solo con
eso y solo con
eso, me consolare...
Niño Lindo....
La vida bien mío
el alma también, te
ofrezco gustoso,
te ofrezco gustoso
rendido a tus pies...
Niño Lindo....
Adiós tierno infante
adiós niño adiós
adiós dulce amante
adiós niño adiós...
Niño Lindo...
Estoy en mis cavilaciones, cuando de repente se acerca mi esposa con una copa llena de uvas y me dice:
- “No te las comas todas de una vez que aún faltan 20 para las doce, son una para cada mes… ¡Ya párate!, ¿No vez que todo el mundo está bailando?”
Después de los abrazos y el feliz año nuevo, cuando todo volvió a la calma, recordé algo, y llamé a mi esposa y algunos más y les dije:
- “Ahora, tomémonos de las manos y recemos un Padre Nuestro por la salud de nuestra Familia”.
Ya de regreso a casa, en la isla de la autopista vi unas figuras de tamaño natural: era un nacimiento y pensé:
“NO TODO SE HA PERDIDO”.
Por: Guillermo Sáez Álvarez,
1 de enero de 2013.
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