miércoles, 4 de junio de 2014

YO BUSCABA UNA MONEDA,

o, ¿Viaje a otra dimensión?...



RELATO CORTO
Por: Guillermo Sáez Álvarez

Yo buscaba una moneda debajo de la cama.  De pronto me sentí extraño. Todo a mí alrededor era  igual, pero me sentía diferente. Eran los mismos árboles, el mismo cielo, las mismas personas que al pasar me saludaban. Yo las reconocía y respondía al saludo, pero faltaba algo que no podía entender. 

De pronto veo a mi esposa que me pregunta:

- ¿qué haces ahí?, te andaba buscando,

- “No sé”, le respondí,

- “Vamos a casa”, me dijo.

Yo la acompañé, pero sabía que faltaba algo que no terminaba de comprender.

- ¿Te pasa algo?-preguntó

- “Nada”, le dije

Entramos y eran los mismos muebles, todo era igual, salvo que en mi interior había algo que no comprendía y no sabía explicar.

- ¿De dónde venías?, le pregunté y ella, mirándome a la cara me respondió:

- “Pues de dónde iba a venir sino de mi trabajo, ¿acaso te olvidaste que regreso todos los días a la misma hora?,  “Estás raro”, ¿te pasa algo?

- “No, no me pasa nada”, dije.  Entonces ella dijo:

- “Me doy un baño  y vamos a almorzar. Dio media vuelta y se dirigió al baño. 

Yo me senté pensativo. Sabía que algo raro estaba pasando en mí. Era mi esposa, era mi casa, ¿era yo? O acaso, ¿no era yo? Debo estar loco.

De pronto  algo se iluminó dentro de mí, y cori a mi cuarto. Mi cama, los muebles, abrí el closet y estaba mi misma ropa…todo igual, y sin embargo, persistía en mí una extraña sensación.

Entró mi esposa, se vistió delante de mí…sí, era ella. Me miró, sonrió y me dijo;

- “vamos a almorzar que tengo que regresar al trabajo”.  

Yo estaba acostado con ambas manos sobre la cabeza. Me levanté, la besé y fuimos al comedor donde la señora del servicio tenía preparado el almuerzo. 

Olvidé decir que teníamos 5 años de casados y una hija de 3 años que estaba en el pre escolar de donde regresaba a las 5 de la tarde en el transporte. Yo era ingeniero de petróleo y tenía unos días de vacaciones. Gozábamos de buena posición económica. Ella administraba una empresa de bienes raíces y nunca quiso dejar el trabajo.

Almorzamos y nos recostamos un rato. Como a las dos PM mi esposa se levantó, arregló, nos dimos un beso y se marchó al trabajo. Le gustaba ir a píe, pues quedaba cerca. Yo me quedaba con el auto por si quería dar una vuelta o visitar a un amigo. Nos llevábamos muy bien y ninguno era celoso.

Como a las 5 PM llegó mi hija en el transporte escolar.

- “La bendición, papá”, dijo, y nos abrazamos.

- ¿Quieres algo?, le pregunté,

- “SI, quiero comer un helado”.

– “Espera aquí que te lo busco”, dije, pues siempre guardábamos en la nevera.

Mientras ella comía, le dije:

- “Espera un momento que voy a buscar el diario de la tarde”.

Regresé como a los 10 minutos con el diario y unas monedas en la mano. Era el vuelto y me fui a mi cuarto a leer.

Luego de leer un rato me levanté y se me cayeron unas monedas del bolsillo.  Me asomé bajo la cama a buscarlas y de repente me sentí extraño, vi algunas personas que pasaban y me saludaban. Yo les correspondía al saludo.

De pronto veo a mi esposa que me pregunta:

- ¿qué haces ahí?, te andaba buscando.

–“No sé”, le respondí.

Vamos a casa-me dijo. Yo la acompañé, pero  me sentía confundido.

- ¿De dónde venías?, le pregunté,

- “De donde iba a venir, pues de mi trabajo”. ¿Acaso no sabes que regreso todos los días a la misma hora?, “Estas raro”, ¿te pasa algo?

- “No, no me pasa nada”, pero yo reía de felicidad y le dije: “es que estoy contento de verte”,

Y entramos en la casa……

Por: Guillermo Sáez Álvarez,
marzo 2013





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