historia, mitos y leyendas.
Por: Guillermo Sáez Álvarez
El Chaguaramal de Perales, tierra de hombres recios y personajes ilustres, tierra de sabanas y ganado, tierra de agricultores y buen queso, tierra de músicos y poetas, tierra cuyo horizonte se pierde en la lejanía, esa lejanía anegada de inviernos bravíos que convierte las llanuras en lodazales que no amedrenta a sus hombres a caballo, la tierra que compró por 30 pesos Carlos del Peral allá por el año 1740, que vió nacer al Prócer Pedro Zaraza y a Emilio Arévalo Cedeño, cuando años más tarde anduvo alzado contra Gómez, con su tropa de valientes de pelo en pecho y lanza en ristre, seguido de cerca por el General “ Pancho Sáez, y el Coronel Urbina, que se atrevieron a enfrentar al hombre que terminó con la tiranía de Funes, recién comenzando el siglo XX.
Es parte de la historia de cuyo recuerdo quedan, altos y erguidos, renuentes al paso del tiempo, los hermosos chaguaramos y algunas calles de arenas blancas, quizás en solidaridad con los chaguaramales centenarios, mudos testigos de escaramuzas guerrilleras.
Aquel pueblo que compró por 30 pesos Carlos del Peral, es hoy una ciudad pujante, que en su crecer ha ido dejando una descendencia digna por su sangre y sus genes, de aquellos hombres recios, aunque diferentes en su hacer, hombres que cambiaron las lanzas por libros y por ende, cultura y sabiduría, pero también trabajo y progreso.
Y fue así como nacieron hombres como el Dr. Torrealba, científico que combatió el Mal de Chagas, Ernesto Luís Rodríguez y su venezolana poesía, Monseñor Arturo Celestino Alvarez, solo por nombrar unos pocos de una pléyade de personajes ilustres que dieron a la ciudad el calificativo de “La Atenas del Guárico”
La ciudad sigue creciendo a paso acelerado y hoy consta de toda clase de los servicios que trae el progreso en todas sus ramas : Economía, Educación, Salud, Transporte, Comunicación, Ganaderia y Agricultura, Embalses, Televisión, Radio e Internet, plazas y parques, sitios de recreación y por supuesto sus bellas mujeres y su carnaval ya famoso, que llena de turistas la ciudad.
Pero como todo carnaval tiene su miércoles de ceniza, también hay cuentos, anécdotas, mitos y leyendas, unas divertidas, quizás alguna misteriosa… y personajes pintorescos que pueden nombrarse como el picapleitos Heriberto Ortuño, Manuelito Sáez (el típico llanero) de esos que no le contradicen a nadie, o algún latifundista ricachón al estilo de aquellos cowboys de película, revólver al cinto presto a disparar a la menor provocación o sin ella, aunque innombrable para no dañar esta historia.
Y por si acaso, prefiero dar por finalizado el presente relato, no sea cosa que me salga el fantasma del último de los nombrados.
Por: Guillermo Sáez Álvarez.
19-07-2013.
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